Publicamos artículo de opinión de Marco Tinoco, profesor y colaborador del PCE-Salamanca de nacionalidad hondureña y que ha vivido en persona el golpe de Estado contra el gobierno democrático en su país.
Uno de los principios fundamentales de la democracia es considerar que los pueblos tienen derecho ha determinar su destino. Si esto no es así ¿Para qué sirve la democracia? Lo que sucedió en Honduras el 28 de junio es consecuencia de la histórica negación de los derechos sociales, culturales y políticos de los hondureños.
El Golpe de Estado en Honduras no es sólo un golpe contra los derechos a la libre expresión o a los derechos más elementales para vivir en democracia sino que es un golpe a un Estado que apenas se pudo construir en la década de los 60 y 70 cuando empezaron a extenderse algunos servicios de salud, educación y servicios sociales para la población. Casi todo el siglo XX, fueron gobiernos militares y dictaduras civiles que dominaron la vida política del país. Fue hasta el año 1982 cuando se restauran los gobiernos elegidos en las urnas. Sin embargo, toda la década de los ochenta los gobiernos civiles son tutelados por los militares que siguen conservando grandes cuotas de poder. Para la década de los 90 comienza un nuevo periodo cuando realizan algunas reformas políticas que permiten que los militares se subordinen al poder civil. Si bien este periodo marca un avance en las libertades políticas esta situación no conlleva a mejoras del bienestar de los ciudadanos porque al mismo tiempo que se establecen reformas políticas también se realizan realizan reformas económicas que producen mayor precariedad de los hondureños. Estas reformas económicas implican privatización de empresas públicas, reducción del gasto público y mayor liberación del comercio.
En resumen la década de los 90 significó un debilitamiento del aquel Estado que se había empezado a construir en la década de los 60 y 70 por lo que las respuestas de la ciudadanía frente a la insatisfacción de necesidades básicas y de servicios públicos fue de rechazo y desencanto. Esto condujo a que una buena parte de la ciudadanía se desinteresara de la política. El último gobierno fue elegido apenas con el 23% de los electores.
Otra respuesta fue el surgimiento de una nueva ola de los movimientos sociales que se organizaron entorno a temas como el medioambiente o recursos forestales, control de los recursos productivos como la tierra, agua y otros temas. Se organizan nuevas protestas rechazando los Tratados de Libre Comercio y la demanda de solución de conflictos agrarios acumulados durante décadas. También se organizan los grupos indígenas y afrodescendientes para reivindicar su patrimonio cultural. También se organizan las mujeres para denunciar la violencia domestica y la negación de sus derechos. Es decir, en Honduras a partir de la década de los 90 e inicios del Siglo XXI se reinicia el accionar de los movimientos sociales que provoca una mayor presión para los dos partidos políticos de derecha (Partido Nacional y Liberal) que gobiernan desde hace más de 100 años.
Los dos partidos políticos antes mencionados representan el bipartidismo tradicional más fuerte de América Latina ya que la mayoría de ellos en la región se fueron debilitando o han ido desapareciendo de la escena pública. No obstante, en la nueva coyuntura generada con el golpe Estado, provocado por ellos mismo, se ve un debilitamiento. El Presidente Manuel Zelaya pertenece al Partido Liberal que en este momento esta muy dividido a su interior por lo que se considera que será difícil que gane las próximas elecciones. El Presidente constitucional de Honduras tiene origen terrateniente pero hace algún tiempo decidió distanciarse de la dirigencia liberal y ha cuestionar la oligarquía nacional. Esto le provocó que la mayor parte de su periodo de gobierno haya estado marcado por la crítica de los grandes medios de comunicación. Los últimos meses la prensa promovió toda una campaña de desestabilización que creó las condiciones para dar el golpe de Estado. Esta campaña también ha estado promovida por grupos de extrema derecha de Estados Unidos. Uno de los implicados es un exfuncionarios del gobierno de Bush, Otto Reich. Esto explica el dudoso papel de Estados Unidos y el golpe de Estado en Honduras.
Según algunas ONGs que trabajan con el tema de derechos humanos en Honduras a 20 días de manifestaciones y resistencia frente al Golpe Militar, ya se contabilizan más de 1000 detenidos por la policía y los militares. También se incrementa la represión contra medios de comunicación independientes. El día de ayer (22 de junio) el gobierno de facto le notificó al personal de la embajada de Venezuela que tenían 72 horas para abandonar el país. También se ha expulsado maestros cubanos que han estado cooperando con el país.
Toda la represión generada con el golpe militar no ha parado la resistencia nacional liderada por los movimientos sociales que ha marcado una nueva fase política ya que Honduras no será la misma después del 28 de junio. Las protestas, nunca antes vistas en el país se fueron incrementando desde el primer día del golpe de Estado. Ese día del golpe se haría una consulta de opinión no vinculante para preguntarle al pueblo sin estaba favor de instalar una constituyente. Este fue uno de los motivos que tuvo el poder Judicial, el Ministerio Público y el Congreso Nacional controlado por grupos de poder económico para conspirar contra la democracia. En los primeros días del golpe se organizó un Frente Nacional de Resistencia. Las protestas se han realizado en 8 ciudades del país del país con tomas de carreteras, puentes, plantones frente a la Embajada de Estados Unidos de América y las Naciones Unidas. También se han bloqueado las salidas hacia los puertos. El silencio y manipulación informativa obligó a los manifestantes ha utilizar los medios electrónicos para comunicarse y dejar graffiti y pintadas en las paredes para denunciar a cada uno de los golpistas. La ciudadanía se ha identificado con un Presidente que fue sacado a punta de pistola con lo que le se violó sus derechos elementales tal como lo sigue sufriendo su pueblo.
Demandamos a los países del mundo no sólo declaraciones de principios sino medidas eficaces para parar esta dictadura fascista y corrupta.
Marco Tinoco
Uno de los principios fundamentales de la democracia es considerar que los pueblos tienen derecho ha determinar su destino. Si esto no es así ¿Para qué sirve la democracia? Lo que sucedió en Honduras el 28 de junio es consecuencia de la histórica negación de los derechos sociales, culturales y políticos de los hondureños.
El Golpe de Estado en Honduras no es sólo un golpe contra los derechos a la libre expresión o a los derechos más elementales para vivir en democracia sino que es un golpe a un Estado que apenas se pudo construir en la década de los 60 y 70 cuando empezaron a extenderse algunos servicios de salud, educación y servicios sociales para la población. Casi todo el siglo XX, fueron gobiernos militares y dictaduras civiles que dominaron la vida política del país. Fue hasta el año 1982 cuando se restauran los gobiernos elegidos en las urnas. Sin embargo, toda la década de los ochenta los gobiernos civiles son tutelados por los militares que siguen conservando grandes cuotas de poder. Para la década de los 90 comienza un nuevo periodo cuando realizan algunas reformas políticas que permiten que los militares se subordinen al poder civil. Si bien este periodo marca un avance en las libertades políticas esta situación no conlleva a mejoras del bienestar de los ciudadanos porque al mismo tiempo que se establecen reformas políticas también se realizan realizan reformas económicas que producen mayor precariedad de los hondureños. Estas reformas económicas implican privatización de empresas públicas, reducción del gasto público y mayor liberación del comercio.
En resumen la década de los 90 significó un debilitamiento del aquel Estado que se había empezado a construir en la década de los 60 y 70 por lo que las respuestas de la ciudadanía frente a la insatisfacción de necesidades básicas y de servicios públicos fue de rechazo y desencanto. Esto condujo a que una buena parte de la ciudadanía se desinteresara de la política. El último gobierno fue elegido apenas con el 23% de los electores.
Otra respuesta fue el surgimiento de una nueva ola de los movimientos sociales que se organizaron entorno a temas como el medioambiente o recursos forestales, control de los recursos productivos como la tierra, agua y otros temas. Se organizan nuevas protestas rechazando los Tratados de Libre Comercio y la demanda de solución de conflictos agrarios acumulados durante décadas. También se organizan los grupos indígenas y afrodescendientes para reivindicar su patrimonio cultural. También se organizan las mujeres para denunciar la violencia domestica y la negación de sus derechos. Es decir, en Honduras a partir de la década de los 90 e inicios del Siglo XXI se reinicia el accionar de los movimientos sociales que provoca una mayor presión para los dos partidos políticos de derecha (Partido Nacional y Liberal) que gobiernan desde hace más de 100 años.
Los dos partidos políticos antes mencionados representan el bipartidismo tradicional más fuerte de América Latina ya que la mayoría de ellos en la región se fueron debilitando o han ido desapareciendo de la escena pública. No obstante, en la nueva coyuntura generada con el golpe Estado, provocado por ellos mismo, se ve un debilitamiento. El Presidente Manuel Zelaya pertenece al Partido Liberal que en este momento esta muy dividido a su interior por lo que se considera que será difícil que gane las próximas elecciones. El Presidente constitucional de Honduras tiene origen terrateniente pero hace algún tiempo decidió distanciarse de la dirigencia liberal y ha cuestionar la oligarquía nacional. Esto le provocó que la mayor parte de su periodo de gobierno haya estado marcado por la crítica de los grandes medios de comunicación. Los últimos meses la prensa promovió toda una campaña de desestabilización que creó las condiciones para dar el golpe de Estado. Esta campaña también ha estado promovida por grupos de extrema derecha de Estados Unidos. Uno de los implicados es un exfuncionarios del gobierno de Bush, Otto Reich. Esto explica el dudoso papel de Estados Unidos y el golpe de Estado en Honduras.
Según algunas ONGs que trabajan con el tema de derechos humanos en Honduras a 20 días de manifestaciones y resistencia frente al Golpe Militar, ya se contabilizan más de 1000 detenidos por la policía y los militares. También se incrementa la represión contra medios de comunicación independientes. El día de ayer (22 de junio) el gobierno de facto le notificó al personal de la embajada de Venezuela que tenían 72 horas para abandonar el país. También se ha expulsado maestros cubanos que han estado cooperando con el país.
Toda la represión generada con el golpe militar no ha parado la resistencia nacional liderada por los movimientos sociales que ha marcado una nueva fase política ya que Honduras no será la misma después del 28 de junio. Las protestas, nunca antes vistas en el país se fueron incrementando desde el primer día del golpe de Estado. Ese día del golpe se haría una consulta de opinión no vinculante para preguntarle al pueblo sin estaba favor de instalar una constituyente. Este fue uno de los motivos que tuvo el poder Judicial, el Ministerio Público y el Congreso Nacional controlado por grupos de poder económico para conspirar contra la democracia. En los primeros días del golpe se organizó un Frente Nacional de Resistencia. Las protestas se han realizado en 8 ciudades del país del país con tomas de carreteras, puentes, plantones frente a la Embajada de Estados Unidos de América y las Naciones Unidas. También se han bloqueado las salidas hacia los puertos. El silencio y manipulación informativa obligó a los manifestantes ha utilizar los medios electrónicos para comunicarse y dejar graffiti y pintadas en las paredes para denunciar a cada uno de los golpistas. La ciudadanía se ha identificado con un Presidente que fue sacado a punta de pistola con lo que le se violó sus derechos elementales tal como lo sigue sufriendo su pueblo.
Demandamos a los países del mundo no sólo declaraciones de principios sino medidas eficaces para parar esta dictadura fascista y corrupta.
Marco Tinoco
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