La tercera, y última, charla del PCE comprendida dentro de las Jornadas “Retos para una ciudad sostenible” se centró en analizar la eficacia de las políticas municipales puestas en marcha en Salamanca en materia medio ambiental. Más concretamente, los invitados a la mesa redonda que cerró las jornadas diseccionaron hasta qué punto la política medio ambiental del Ayuntamiento convierte a Salamanca en una ciudad sustentable, es decir, que busca el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental en el medio y largo plazo.
Teresa Gómez Pastrana, profesora de sociología de la USAL, expuso los resultados de su estudio sobre cómo percibe la ciudadanía salmantina la situación ambiental. En líneas generales, la población de Salamanca tiene la percepción de que su entorno más cercano está más cuidado que a nivel mundial y considera que el deterioro del medio ambiente es responsabilidad de la sociedad en su conjunto.
A la hora de adoptar conductas responsables a nivel ecológico, el 10% de la encuesta manifestó su intención de cambiar comportamientos, sobre todo los relacionados con el reciclaje, aunque no tanto en otros aspectos como el uso del transporte público o reducir el consumo, esenciales para realizar un verdadero cambio que nos conduzca a la sustentabilidad.
En su intervención, la profesora Gómez Pastrana recordó estudios internacionales como el Informe GEO-4, realizado por la ONU y que avisa de que el problema medio ambiental debe ser prioritario para todos los Estados. Por ello, invitó los gobernantes a poner en práctica políticas que supediten la Economía a la Ecología, y no al revés.
Jabito Jablovsly, del Comité de Bici Urbana “Guardabarros”, expuso la opinión de su colectivo en relación con la política de fomento de este medio de transporte por parte del Ayuntamiento. Jablovsky subrayó que el fomento de la bicicleta es una cuestión en la que hay mucho en juego para una ciudad y en la que deben implicarse muchas áreas municipales de manera transversal.
“Guardabarros” considera que no hace falta invertir 400 euros por metro de carril bici, como ha hecho el ayuntamiento, enriqueciendo de paso a la empresa concesionaria, para apostar por el uso de la bicicleta. Un carril bici es una línea en el suelo que delimite por dónde pueden circular los vehículos de 2 ruedas y debe permitir acceder al centro de la ciudad y no circunvalarla, como hace el que ha construido el Ayuntamiento. El reto es que la bicicleta se convierta en un vehículo con el que ir a trabajar a diario.
Teresa Gómez Pastrana, profesora de sociología de la USAL, expuso los resultados de su estudio sobre cómo percibe la ciudadanía salmantina la situación ambiental. En líneas generales, la población de Salamanca tiene la percepción de que su entorno más cercano está más cuidado que a nivel mundial y considera que el deterioro del medio ambiente es responsabilidad de la sociedad en su conjunto.
A la hora de adoptar conductas responsables a nivel ecológico, el 10% de la encuesta manifestó su intención de cambiar comportamientos, sobre todo los relacionados con el reciclaje, aunque no tanto en otros aspectos como el uso del transporte público o reducir el consumo, esenciales para realizar un verdadero cambio que nos conduzca a la sustentabilidad.
En su intervención, la profesora Gómez Pastrana recordó estudios internacionales como el Informe GEO-4, realizado por la ONU y que avisa de que el problema medio ambiental debe ser prioritario para todos los Estados. Por ello, invitó los gobernantes a poner en práctica políticas que supediten la Economía a la Ecología, y no al revés.
Jabito Jablovsly, del Comité de Bici Urbana “Guardabarros”, expuso la opinión de su colectivo en relación con la política de fomento de este medio de transporte por parte del Ayuntamiento. Jablovsky subrayó que el fomento de la bicicleta es una cuestión en la que hay mucho en juego para una ciudad y en la que deben implicarse muchas áreas municipales de manera transversal.
“Guardabarros” considera que no hace falta invertir 400 euros por metro de carril bici, como ha hecho el ayuntamiento, enriqueciendo de paso a la empresa concesionaria, para apostar por el uso de la bicicleta. Un carril bici es una línea en el suelo que delimite por dónde pueden circular los vehículos de 2 ruedas y debe permitir acceder al centro de la ciudad y no circunvalarla, como hace el que ha construido el Ayuntamiento. El reto es que la bicicleta se convierta en un vehículo con el que ir a trabajar a diario.
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