Lejos de intentar crispar los ánimos y de justificar la violencia en cualquiera de sus deplorables caras, me gustaría reflexionar hasta donde se puede presionar a la sociedad sin que esta tome actitudes violentas y quien es más responsable, si el que ha agotado toda vía de diálogo a lo largo de los años, o el que finalmente asesta un golpe, el cual en la mayoría de los casos es más que desafortunado.
Es fácil hacer un juicio de valor e intenciones y condenar de antemano a un ciudadano cuando este, colmado de injusticias, comete un acto impropio o ilegitimo. Sin embargo: ¿donde están esos juicios con la misma firmeza ante las imposiciones irracionales y represivas que sufre la ciudadanía día a día en una sociedad creada para explotar a muchos en beneficio de unos pocos?
Es curioso, que quienes desde la soberanía cometen injusticias, nunca sean juzgados con la misma dureza y frialdad que quienes cometen actos desdeñables desde la miseria, pobreza o represión. La historia lamentablemente la escribe siempre el que gana, enterrando la verdad de los derrotados y obligando a asumir y a asentir ante las mentiras de los ganadores, ante esto, el plato fácil es culpar a un ciudadano de violento cuando harto de una situación comete lo que se denomina un delito, lo difícil sería analizar la causa de sus actos y el porqué de esa rabia contenida.¿Cuánto tiempo tiene un padre de familia que estar viendo a sus hijos crecer en desigualdad social antes de que sea justificable que “explote”? ¿Cuánto ha de pasar para justificar que un autónomo que está viendo como se endeuda cada día más y que no tiene alternativas acabe “reventando”?
Yo no voy a ser quien justifique la violencia, pero tampoco sería de los que lloraría si un día la sociedad harta de ser sometida, ofrece justicia a la corruptela de la clase política que tenemos.
Y repito, no seré yo quien justifique la violencia, pero tampoco la que viene en forma de ley.
Es fácil hacer un juicio de valor e intenciones y condenar de antemano a un ciudadano cuando este, colmado de injusticias, comete un acto impropio o ilegitimo. Sin embargo: ¿donde están esos juicios con la misma firmeza ante las imposiciones irracionales y represivas que sufre la ciudadanía día a día en una sociedad creada para explotar a muchos en beneficio de unos pocos?
Es curioso, que quienes desde la soberanía cometen injusticias, nunca sean juzgados con la misma dureza y frialdad que quienes cometen actos desdeñables desde la miseria, pobreza o represión. La historia lamentablemente la escribe siempre el que gana, enterrando la verdad de los derrotados y obligando a asumir y a asentir ante las mentiras de los ganadores, ante esto, el plato fácil es culpar a un ciudadano de violento cuando harto de una situación comete lo que se denomina un delito, lo difícil sería analizar la causa de sus actos y el porqué de esa rabia contenida.¿Cuánto tiempo tiene un padre de familia que estar viendo a sus hijos crecer en desigualdad social antes de que sea justificable que “explote”? ¿Cuánto ha de pasar para justificar que un autónomo que está viendo como se endeuda cada día más y que no tiene alternativas acabe “reventando”?
Yo no voy a ser quien justifique la violencia, pero tampoco sería de los que lloraría si un día la sociedad harta de ser sometida, ofrece justicia a la corruptela de la clase política que tenemos.
Y repito, no seré yo quien justifique la violencia, pero tampoco la que viene en forma de ley.
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