Ante un público de 83 personas, la abogada de ADAVAS y vocal de Themis, Manuela Torres, realizó ayer una exposición acerca de la ineficacia del sistema judicial y jurídico español ante las mujeres víctimas de violencia de género, especialmente en Salamanca. Torres, quien ha atendido a más de 1.300 mujeres maltratadas y más de 300 víctimas de violencia sexual, destacó que en España mueren al año más de 100 mujeres por violencia machista sin contar las que son asesinadas fruto de la violencia sexual que no está recogida en la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, de 2004.
En su exposición, Manuela Torres criticó que la violencia sexual no estuviera dentro del ámbito de dicha Ley, más cuando ésta se define como aquella violencia ejercida por un hombre hacia una mujer que tenga o haya tenido una relación afectiva.
Manuela aportó datos muy significativos sobre la situación que padecen las mujeres que sufren las consecuencias de la violencia machista. Cabe destacar que entre 300 y 400 mujeres maltratadas se suicidan de media al año, cifra muy superior al número de personas fallecidas como consecuencia de cáncer de mama o de accidentes laborales.
A pesar de la Ley, se estima que sólo se denuncia un 12% de los casos. La abogada señaló que esta Ley, aún con sus carencias, no es una mala ley al menos en su plano teórico y, sin embargo, tiene más recursos de inconstitucionalidad que todas las demás leyes de la democracia, muchos de esos recursos promovidos, paradójicamente, por jueces.
Uno de los problemas de la Ley es que no se ha desarrollado ni ejecutado, lo que significa que hay múltiples carencias en su puesta en funcionamiento como, por ejemplo, que no se ha dotado de presupuesto, con lo que anula su efectividad.
Una de las mayores carencias es que no existe formación en el cuerpo jurídico en materia de género para poder comprender la situación por la que atraviesa una mujer y que puedan desentrañar las causas de la violencia machista.
Existe, en la sociedad y, especialmente, en el ámbito más próximo a la mujer, poca sensibilidad hacia los malos tratos y una falta de solidaridad en cuanto al apoyo de la víctima en su entorno más inmediato (vecinos, familiares, …) y la mujer se siente sola y desconsolada.
Un ejemplo, señaló Manuela Torres, es que prácticamente la totalidad de los Juzgados del país no haya ni una sala donde la víctima no tenga que encontrarse con el agresor, tal y como prevé la Ley.
Otro ejemplo que destacó la vocal de Themis es que hay mucha diferencia entre la aplicación de la Ley por Comunidades Autónomas. La pulsera electromagnética, que pueda detectar la presencia del agresor en caso de sentencia de alejamiento, no pueden hacer uso de ellas las mujeres de Zamora o Salamanca y sí las mujeres catalanas.
Otro aspecto a destacar es la escasa coordinación entre las distintas Administraciones o en el trasvase de los datos entre la Policía Nacional o la Guardia Civil con la Policía Local relativos a si una mujer tiene una medida de protección.
En Salamanca las denuncias por acoso sexual en el trabajo no prosperan y muchas veces la recuperación emocional es más difícil en estos casos que, incluso, en las mujeres que otro tipo de violencia machista.
La justicia tiene género y eso se nota en las sentencias. No es cuestión de ser mujer u hombre sino que es imprescindible un cambio de mentalidad en los operadores jurídicos.
Los maltratadores son perversos, se especializan. En muchos casos el hombre se golpea para denunciar antes a su víctima y se ha dado el caso de que ante la denuncia de ambos por agresiones son sentenciados compartiendo las mismas penas.
Otro cuestión que lamentaba Manuel Torres fue que la violencia machista habitual, cotidiana se ha dejado de enjuiciar.
Denunció también la terminología aplicada hacia los menores como “víctimas indirectas de la violencia”. ¿Cómo puede hablarse de víctimas indirectas cuando ellos y ellas están presentes mientras el agresor ejerce la violencia en su presencia.
Para finalizar, la vocal de Themis planteó algunas propuestas:
- En primer lugar, por muy bonito que sea el texto de la ley si no se desarrolla presupuestariamente, termina siendo papel mojado y eso es algo que ocurre con esta Ley.
- Hay que formar en el cuerpo jurídico en materias relacionadas con la perspectiva de género, esencial para poder abordar las cuestiones relacionadas con la violencia machista.
- Se debería establecer un baremo para valorar los daños psicológicos y emocionales de la mujer agredida.
- Los turnos de oficio del Colegio de Abogados deberían ser incompatibles con otros turnos, de modo que pueda haber una especialización de abogados y abogadas en esta materia para una mejor defensa de las víctimas.
- En este mismo sentido es imprescindible una cultura jurídica no sexista.
También hizo un llamamiento para que todos y todas, en nuestra cotidianidad, hagamos algo para sensibilizar y actuar en contra de la violencia hacia las mujeres, como por ejemplo, romper el mito de las “denuncias falsas” y aportó un dato muy significativo: de las casi 90.000 sentencias, el 72% terminaron con sentencias condenatorias.
A nivel social debemos ser solidarios individual y colectivamente con las víctimas.
Terminó su intervención diciendo que “las mujeres no buscamos pedestales, sólo queremos ser reconocidas como seres humanos. Siempre se dice que todos somos prescindibles, sin embargo, en la lucha contra la violencia todos somos imprescindibles”.
Recordó que todos y todas estamos invitados a acudir el último viernes de cada mes a una concentración en la Plaza Mayor, convocada por ADAVAS, contra la violencia machista.
En su exposición, Manuela Torres criticó que la violencia sexual no estuviera dentro del ámbito de dicha Ley, más cuando ésta se define como aquella violencia ejercida por un hombre hacia una mujer que tenga o haya tenido una relación afectiva.
Manuela aportó datos muy significativos sobre la situación que padecen las mujeres que sufren las consecuencias de la violencia machista. Cabe destacar que entre 300 y 400 mujeres maltratadas se suicidan de media al año, cifra muy superior al número de personas fallecidas como consecuencia de cáncer de mama o de accidentes laborales.
A pesar de la Ley, se estima que sólo se denuncia un 12% de los casos. La abogada señaló que esta Ley, aún con sus carencias, no es una mala ley al menos en su plano teórico y, sin embargo, tiene más recursos de inconstitucionalidad que todas las demás leyes de la democracia, muchos de esos recursos promovidos, paradójicamente, por jueces.
Uno de los problemas de la Ley es que no se ha desarrollado ni ejecutado, lo que significa que hay múltiples carencias en su puesta en funcionamiento como, por ejemplo, que no se ha dotado de presupuesto, con lo que anula su efectividad.
Una de las mayores carencias es que no existe formación en el cuerpo jurídico en materia de género para poder comprender la situación por la que atraviesa una mujer y que puedan desentrañar las causas de la violencia machista.
Existe, en la sociedad y, especialmente, en el ámbito más próximo a la mujer, poca sensibilidad hacia los malos tratos y una falta de solidaridad en cuanto al apoyo de la víctima en su entorno más inmediato (vecinos, familiares, …) y la mujer se siente sola y desconsolada.
Un ejemplo, señaló Manuela Torres, es que prácticamente la totalidad de los Juzgados del país no haya ni una sala donde la víctima no tenga que encontrarse con el agresor, tal y como prevé la Ley.
Otro ejemplo que destacó la vocal de Themis es que hay mucha diferencia entre la aplicación de la Ley por Comunidades Autónomas. La pulsera electromagnética, que pueda detectar la presencia del agresor en caso de sentencia de alejamiento, no pueden hacer uso de ellas las mujeres de Zamora o Salamanca y sí las mujeres catalanas.
Otro aspecto a destacar es la escasa coordinación entre las distintas Administraciones o en el trasvase de los datos entre la Policía Nacional o la Guardia Civil con la Policía Local relativos a si una mujer tiene una medida de protección.
En Salamanca las denuncias por acoso sexual en el trabajo no prosperan y muchas veces la recuperación emocional es más difícil en estos casos que, incluso, en las mujeres que otro tipo de violencia machista.
La justicia tiene género y eso se nota en las sentencias. No es cuestión de ser mujer u hombre sino que es imprescindible un cambio de mentalidad en los operadores jurídicos.
Los maltratadores son perversos, se especializan. En muchos casos el hombre se golpea para denunciar antes a su víctima y se ha dado el caso de que ante la denuncia de ambos por agresiones son sentenciados compartiendo las mismas penas.
Otro cuestión que lamentaba Manuel Torres fue que la violencia machista habitual, cotidiana se ha dejado de enjuiciar.
Denunció también la terminología aplicada hacia los menores como “víctimas indirectas de la violencia”. ¿Cómo puede hablarse de víctimas indirectas cuando ellos y ellas están presentes mientras el agresor ejerce la violencia en su presencia.
Para finalizar, la vocal de Themis planteó algunas propuestas:
- En primer lugar, por muy bonito que sea el texto de la ley si no se desarrolla presupuestariamente, termina siendo papel mojado y eso es algo que ocurre con esta Ley.
- Hay que formar en el cuerpo jurídico en materias relacionadas con la perspectiva de género, esencial para poder abordar las cuestiones relacionadas con la violencia machista.
- Se debería establecer un baremo para valorar los daños psicológicos y emocionales de la mujer agredida.
- Los turnos de oficio del Colegio de Abogados deberían ser incompatibles con otros turnos, de modo que pueda haber una especialización de abogados y abogadas en esta materia para una mejor defensa de las víctimas.
- En este mismo sentido es imprescindible una cultura jurídica no sexista.
También hizo un llamamiento para que todos y todas, en nuestra cotidianidad, hagamos algo para sensibilizar y actuar en contra de la violencia hacia las mujeres, como por ejemplo, romper el mito de las “denuncias falsas” y aportó un dato muy significativo: de las casi 90.000 sentencias, el 72% terminaron con sentencias condenatorias.
A nivel social debemos ser solidarios individual y colectivamente con las víctimas.
Terminó su intervención diciendo que “las mujeres no buscamos pedestales, sólo queremos ser reconocidas como seres humanos. Siempre se dice que todos somos prescindibles, sin embargo, en la lucha contra la violencia todos somos imprescindibles”.
Recordó que todos y todas estamos invitados a acudir el último viernes de cada mes a una concentración en la Plaza Mayor, convocada por ADAVAS, contra la violencia machista.
1 comentario:
¿Hasta cuándo la violencia hacia las mujeres será considerada algo secundario?
A los organizadores y asistentes, gracias por mostrar vuestra preocupación hacia esta lacra social.
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