domingo, 19 de abril de 2009

Un centenar de personasl exigieron en Salamanca la III República como salida a la crisis

Un centenar de personas, principalmente jóvenes salmantinos, participaron en la concentración convocada por el PCE y la UJCE de Salamanca bajo el lema "Contra la crisis: III República", en la que se exigió un cambio en el modelo de estado español, hacia una República basada en el cumplimiento íntegro de los Derechos Humanos, el federalismo solidario, la radicalidad democrática y el reparto equitativo de los beneficios. Tras la concentración, los participantes compartieron un rato de confraternización en una fiesta republicana celebrada en el Bar Zona Centro.

Reproducimos el manifiesto, elaborado conjuntamento por el PCE y la UJCE de Salamanca, y leído por María José Camacho, Secretaria Provincial de la UJCE-Salamanca.

MANIFIESTO POR LA TERCERA REPÚBLICA

Estamos aquí ¿Por qué? esencialmente por tres razones: porque rechazamos el actual régimen borbónico; porque de la Constitución de 1978 no se han desarrollado ninguno de sus capítulos sociales ni aquellos que tienen que ver con la redistribución de la riqueza; y porque lucharemos por la proclamación de la Tercera República.

España es el país de la Unión Europea con menor gasto social y en un momento como el actual, de una crisis estructural del capitalismo, las consecuencias las están padeciendo, con la pérdida de millones de puestos de trabajo, las personas que sólo pueden vivir de su salario. Este país tiene una enorme carencia de infraestructuras sociales y de servicios públicos que permitan alcanzar la conquista de unos derechos que se han convertido, con el paso de estas tres décadas de Constitución borbónica en papel mojado, como son el derecho al trabajo, a una vivienda o a unos servicios sociales y sanitarios públicos y de calidad. Peor aún es cómo quieren afrontar la solución a esta crisis, que es cometiendo los mismos errores: con más liberalismo y más privatizaciones; aplicando directivas comunitarias que apuntan hacia la liberalización de los servicios públicos.

La Constitución de 1978 no proclama, por mucho que interesadamente se afanen algunos, un estado aconfesional. Si así fuera la Iglesia no sería financiada con los presupuestos del Estado, ni habría colegios concertados con esta institución, ni se impartiría religión en las escuelas y el culto formaría parte del ámbito personal e íntimo del creyente.

En una auténtica democracia es imposible la irresponsabilidad política, jurídica y penal de nadie y la Constitución borbónica, sin embargo, establece que el rey, Jefe del Estado, no tiene ninguna responsabilidad. Debemos impedir que así sea. Además de exigir que tenemos el derecho a conocer las cuentas, las inversiones y los negocios del Borbón y su prole.

Por otra parte, conviene un día como hoy, decir alto y claro que la democracia no la trajo el Borbón ni nadie de su familia. Muy al contrario, el padre de Juan Carlos se ofreció varias veces al dictador para luchar contra quienes defendían el régimen democrático republicano.

Muchas son las razones que hoy tenemos para ser republicanos y reivindicar la necesidad de una Tercera República española. Volverá la República de esta generación de los nietos de republicanos que dieron lo mejor de sí mismos por un régimen más justo e igualitario. La traeremos porque estamos convencidos de que la etapa actual, dominada por la precariedad, la flexibilidad, el desempleo, la falta de vivienda, será denominada en los libros de historia, como el último periodo borbónico.

En medio de esta crisis del capital se entrega a la Banca una cuarta parte de la riqueza de nuestro país mientras la población se empobrece; este régimen monárquico ampara a los ricos y a los poderosos y en él la Iglesia católica continúa ostentando un poder que nunca perdió, siendo financiada por todos y todas independientemente de cuáles sean nuestras creencias. Una Iglesia que sigue tan anclada en el pasado como sus hábitos.

España no podrá avanzar en derechos mientras siga arrastrando ese lastre feudal que es la monarquía y no podremos afrontar el siglo XXI si se sigue dejando influir y subvencionando a una iglesia para quien el término progreso es un concepto que no forma parte de su idioma.

Estamos aquí para reivindicar la necesidad de cambio de régimen, porque en la Tercera República que la mujer tenga pleno derecho a decidir sobre su propio cuerpo no será objeto de ninguna discusión porque debates como el aborto serán simplemente una cosa a recordar de un período monárquico tan caduco como quien se manifiesta desde su más absoluta irracionalidad.

La Tercera República vendrá porque es inevitable su existencia aunque sólo sea por lo que supone de anacronismo una monarquía.

Se ha creado una Comisión que será quien decida sobre la pervivencia de algunos símbolos franquistas y desde ya decimos que Salamanca tiene que quedar limpia de los restos del franquismo. Exigimos que la Plaza Mayor, uno de los monumentos más hermosos del mundo, sea limpiada de restos de la dictadura y que el medallón del criminal y asesino dictador se retire inmediatamente aunque sólo sea por respeto a las víctimas del genocidio franquista.

Quienes apostamos por la Tercera República sabemos que ésta supondrá la conquista de los derechos sociales de los trabajadores, de una educación pública de calidad y de verdad laica donde la política educativa tenga como objetivo la formación técnica, cultural, profesional e intelectual y no la formación de mano de obra a la medida de las empresas como pretende el Tratado de Bolonia. Los republicanos y republicanas rechazamos la privatización de las Universidades y la puesta a disposición de las empresas de los planes de estudio. Reivindicamos la formación y la cultura frente al libre mercado. Porque decir no a Bolonia es decir sí a una educación pública cuyo objetivo es la formación de personas y no de mano de obra barata al servicio de las empresas privadas. Porque privatizar es mercantilizar derechos.

Decir NO a Bolonia es decir sí a la República.

Decir sí a la libre decisión de las mujeres, es decir sí a la Tercera República.

Decir sí a una sociedad más igualitaria es decir sí a la Tercera República.

Tenemos razones y tenemos razón a la hora de pedir un referéndum sobre el modelo de Estado. Porque nunca se le ha dado la palabra al pueblo para que se pronuncie sobre este asunto, porque se le ha vetado la posibilidad de decidir entre un modelo neoliberal, conservador y monárquico que genera pobreza, discriminación y desigualdad, frente a un modelo de Estado republicano que se fundamente en la igualdad, en la solidaridad y en el reparto de la riqueza.

Es necesaria ya una República de trabajadores y trabajadoras de toda clase donde los reyes, príncipes y princesas, nobles, duques y demás títulos nobiliarios deben de formar parte de nuestros libros y nada más.

El progreso implica necesariamente la participación de los hombres y las mujeres en él y la claridad de su perspectiva sobre él; un progreso al que pone trabas un régimen que legitima un sistema anquilosado.

La juventud traerá alegre un sistema social de democracia directa. Creará una cultura republicana sincera, participativa y de clase capaz de introducir de una maldita vez al país en el siglo XXI, sirviendo de ejemplo a las democracias europeas como ya fuimos ejemplo una vez.

Mandaremos al carajo, por que es nuestro deber, el clientelismo neoliberal y el actual sistema oligárquico. Por que nuestra república, que es una realidad que palpita, es una república popular de trabajadoras y trabajadores de toda clase.

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
No vivimos del pasado,
Ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.


VIVA LA REPÚBLICA. VIVA EL 14 DE ABRIL. A POR LA TERCERA.























2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo soy tan republicano como el que más, pero ¿qué tiene que ver la república con la crisis? ¿de verdad creeis que que instaurando una república se acabaría con la crisis?

Anónimo dijo...

Desde luego no si se trata de un república capitalista. pero la III República no es la mera ausencia de rey, sino un Estado solidario basado en el cumplimiento de los derechos humanos y el protagonismo de las clases humildes.

Con un modelo de estado justo y socialista, no se acabaría la crisis, pero al menos nadie sería deshauciado de su casa, ni se quedaría totalmente desprotegido como lo están ahora más de un millón y medio de familias.