martes, 26 de febrero de 2008

Jornadas "Educación y globalización"


Durante los días 27 y 28 de febrero, la Agrupación de Salamanca del PCE organiza las Jornadas “Educación y Globalización”, en las que se pretende analizar los efectos de la globalización en la educación, en un mundo en el que cada vez crecen más las desigualdades y en el que quienes impulsan las políticas económicas de los países son organismos no elegidos democráticamente.

El primer día contaremos con la presencia de Marco Antonio Tinoco, Profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, que nos contará cómo, a través de la educación popular y la participación directa de los campesinos y las campesinas, fue posible evitar la depredación de la selva a manos de poderosas empresas transnacionales en una de las zonas más ricas en recursos naturales de Honduras.

El día siguiente Julio Anguita, maestro y ex Secretario General del PCE, intervendrá para hablar de las repercusiones de la globalización en la educación y presentar en Salamanca el libro de Enrique Javier Díez, Profesor del Departamento de Didáctica, Específica y Teoría de la Educación de la Universidad de León.

El autor sostiene que “todos y todas estamos involucrados en la globalización de una forma o de otra. O somos responsables o somos víctimas. O nos alineamos con quienes la aprovechan, o somos solidarios y solidarias con quienes la padecen. No hay término medio. No hay neutralidad posible en esta batalla diaria por la supervivencia. O dejamos que sigan viviendo sin ningún límite los más fuertes u optamos por sobrevivir toda la especie humana repartiendo lo que tenemos de una manera justa y equilibrada”.

Y señala que “para el capital financiero la educación mundial representa el último gran mercado, un fabuloso tesoro, un suculento pastel al que no está dispuesto a renunciar”.

Desde el PCE y las Juventudes Comunistas si lográramos conseguir que quien asista a estas jornadas terminará coincidiendo con Gramsci en este pensamiento: “Frente al pesimismo de la inteligencia, oponer el optimismo de la voluntad”, nos daríamos por satisfechos.

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