A cuarenta años de la
muerte del Presidente de Chile, el compañero Salvador Allende, desde
el Grupo de Solidaridad Internacional y Globalización del PCE-
Salamanca, queremos rendir un sentido homenaje a su obra
revolucionaria que siempre estuvo guiada por su dedicación a los
hombres y mujeres humildes, desde el hondo crisol de la patria.
El Grupo de Solidaridad Internacional y Globalización del PCE-Salamanca, reconoce con orgullo que la presidencia de Salvador Allende no habría sido posible sin la lucha de los comunistas chilenos, los cuales compartieron la creación de un amplio movimiento popular por la construcción del socialismo.
El amplio apoyo de la clase obrera permitió la conquista del Gobierno, aunque no del poder, y Salvador Allende se tuvo que enfrentar desde el principio de su mandato a la burguesía, las Fuerzas Armadas y el imperialismo norteamericano.
El Grupo de Solidaridad Internacional y Globalización del PCE-Salamanca, reconoce con orgullo que la presidencia de Salvador Allende no habría sido posible sin la lucha de los comunistas chilenos, los cuales compartieron la creación de un amplio movimiento popular por la construcción del socialismo.
El amplio apoyo de la clase obrera permitió la conquista del Gobierno, aunque no del poder, y Salvador Allende se tuvo que enfrentar desde el principio de su mandato a la burguesía, las Fuerzas Armadas y el imperialismo norteamericano.
El Gobierno de Unidad Popular aplicó un programa de profundas transformaciones y aceleró la reforma agraria hasta erradicar el latifundio, estatizó la banca y nacionalizó decenas de grandes industrias, creando áreas de propiedad social, como base de una economía socialista que contó con la participación de los trabajadores en su gestión.
La dictadura de Augusto Pinochet quiso destruir cualquier expresión de la lucha progresista, y especialmente a los militantes comunistas. A pesar de toda la crueldad empleada, las actuales reivindicaciones en las calles chilenas demuestran que no fue capaz, porque nunca entendió que nuestra existencia obedece a los intereses, necesidades y luchas de las clases populares.
La dictadura militar terminó con un acuerdo espúreo entre las fuerzas de la Concertación, la derecha y la dictadura, auspiciado por Washington, que abocó a Chile a la actual “democracia” tutelada y neoliberalizada.
Las protestas estudiantiles son un ejemplo de que la obra revolucionaria de Salvador Allende no murió, que persiste, por eso hoy recuperamos el lema de la Juventud Comunista Chilena en su VI Congreso de 1967, “Transformar la rebeldía juvenil en conciencia revolucionaria”. Deseamos con todas nuestras fuerzas un triunfo aplastante en las elecciones de noviembre a la izquierda chilena, que ponga fin a estos oscuros años de gobierno de una derecha inoperante y caciquil.
¡Allende Vive!
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